Las palabras equivocadas, los gestos cobardes y las decisiones erróneas le provocaron tantos remordimientos que decidió acudir a una clínica donde experimentaban con una posible cura para sus males.
El cartel que anunciaba sus servicios mostraba un único icono enorme: la tecla deshacer.
No arriesgaba nada, si no funcionaba sólo perdería algo tan inútil en el cuerpo humano como el apéndice.
Pero si quedaba bien tras la intervención, con sólo oprimirse con el dedo índice el costado derecho, cualquier acción realizada se volvería reversible y podría borrarla sin rastro de su vida.
Y salió bien, solo que de tanto probar su recién insertada tecla deshacer se volvió virgen.
Ro
Me ha encantado. Se trata del Tecnocuento que teníamos que escribir para el taller, ¿verdad?.
ResponderEliminarYo necesito la tecla "rehacer" para volver a grabarme las cosas que he borrado ja,ja.
ResponderEliminarMuy original. Me gusta.
Si que es original si, lo recuerdo ¿dónde queda la clínica Ro? A mi también me hace falta recuperar algo de candidez juvenil.
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