Mañana pasearemos la ciudad de Valencia de un modo muy especial, deteniéndonos en los lugares que poseen para nosotros más significado. En ese entramado de calles, recuerdos y poesía transcurrirá este atípico recital. Cuando todo haya adquirido el reposo necesario geolocalizaremos los escritos y presentaremos el resultado. Aquí os adelanto mi contribución poética:
El
Pont de la Mar
La
altura
de
su mano
era
mi mejor
manera
de
obsevar
la
ciudad.
Fuerte.
Blanquísima,
asida
a
la mía
cruzábamos
el puente.
Cada
piedra
saltda
componía
el laberinto
que
sería mi vida.
A
su lado,
cada
domingo
como
un ritual
cruzaba
el puente.
Las
piedras
permanecen
intactas
y
la mano
sin
casi saberlo
sigue
acompañando
el
laberinto.
En
ella
aun
hoy
convergen
todas
las maneras
de
mirar
esta
ciudad.
María José.
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